Por Europa y América

La prehistoria de este proceso de internacionalización de la cultura española puede situarse en el primer viaje de Sanz del Río a las universidades alemanas en 1843, y en los que después realizaron Giner, Cossío y otros institucionistas por Europa y América. Su objetivo era conocer de primera mano las experiencias educativas en los diferentes países para incorporarlas a las prácticas de la Institución y a sus proyectos de reforma a través del Museo Pedagógico Nacional, además de buscar interlocutores extranjeros y dar visibilidad exterior a la ILE. Las páginas del Boletín de la Institución Libre de Enseñanza (BILE), que se convirtió en la revista española de referencia en materia pedagógica, filosófica, sociológica y científica, recogieron y difundieron los resultados de esta tarea.
En enero de 1907 se crea la Junta para Ampliación de Estudios con el fin de conceder pensiones a estudiantes y graduados españoles para que completen su formación en los principales centros de Europa y América. Otro de los objetivos de la Junta fue articular la labor que se venía haciendo en los diferentes ámbitos de la vida cultural, poniendo en marcha, por primera vez en España, una política científica capaz de incorporar al país al «movimiento de relación científica internacional».
A partir de 1910, impulsada por los vientos favorables de un nuevo Gobierno liberal, la JAE funda una primera constelación de instituciones (entre ellas la Residencia de Estudiantes o el Centro de Estudios Históricos). Estos centros allanan el camino para formar esa red de contactos científicos y artísticos en los que se apoya el intercambio que se producirá en las décadas siguientes.

Ignacio Zuloaga con Auguste Rodin (sentado) y el coleccionista ruso Ivan Stchoukine durante un viaje por España, hacia 1905. Archivo Fundación Zuloaga.