«El retorno, en 1914, de Manuel de Falla, después de una estancia en Francia de siete años, y el estreno en Madrid de su ópera La vida breve, que acababa de triunfar en París y en Niza, decidió al que firma estas líneas a simultanear sus propios trabajos puramente musicales con los de la crítica periodística. Para su criterio, Manuel de Falla representaba la renovación de nuestra música, el compendio de unas tendencias en virtud de las cuales la música española iba a entrar en un periodo nuevo y a ponerse en un plano de una elevación y de un criterio dignos de ser asemejados a lo más intenso y viviente del arte contemporáneo extranjero». (Adolfo Salazar, El Sol, 1919).
Pablo Ruiz Picasso, Maqueta del decorado definitivo para el ballet El sombrero de tres picos (Le Tricorne), de Manuel de Falla, 1918-1919. Archivo Manuel de Falla, Granada.