Residencia de Estudiantes

Pabellón Transatlántico. Calle Pinar, 23 - 28006 Madrid

Del 28 de noviembre de 2014 al 8 de marzo de 2015

Museo de Pasión, Valladolid

Sala de exposiciones · Calle Pasión, s/n · 47001

Del 17 de marzo al 3 de mayo de 2015

En esta exposición se quiere mostrar el proceso por el que la cultura española se reencuentra con la modernidad y vuelve a integrarse en las redes internacionales, especialmente las europeas y americanas, tras una larga época de ensimismamiento.

El punto de partida es la encrucijada que se abre en 1914 para la sociedad española, en la que desempeñó un papel determinante el proyecto modernizador diseñado por Francisco Giner de los Ríos y sus colaboradores de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), y cuyo principal instrumento fue la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE).

1914 es el último año en el que coinciden Francisco Giner de los Ríos, Miguel de Unamuno y José Ortega y Gasset, máximos exponentes de la continuidad de la tradición liberal española. Una tradición íntimamente ligada a la universalidad, el cosmopolitismo y, muy especialmente, la conciencia de pertenencia a Europa, precisamente cuando el Viejo Continente se precipitaba en una guerra devastadora que resultó ser el primer episodio de una época de violencia que se prolongaría hasta 1945. Esta contradicción es vivida con intensidad por los intelectuales españoles desde el comienzo de las hostilidades.

Durante la Gran Guerra, la neutralidad de España la convierte en refugio para intelectuales y artistas de todo el mundo, que continúan su quehacer en la península, aportando nuevos estímulos.

Acabada la contienda, las redes de contactos establecidas en los años previos se siguen extendiendo, contribuyendo al esplendor cultural del periodo de entreguerras. La sociedad se transforma vertiginosamente y se alumbran numerosos descubrimientos e ideas nuevas. A la vez, el mundo se ve sacudido por la recesión económica de la segunda década del siglo XX y por los totalitarismos fascista, nazi y soviético que ensombrecieron la siguiente, y que desembocaron en la Segunda Guerra Mundial, la posguerra y, en el caso de España, en el largo tiempo de franquismo y exilio.

En esta ocasión (a diferencia de otros momentos de la historia española) la extraordinaria fecundidad de la Edad de Plata va a dar nuevas cosechas en los países de acogida de la España peregrina, lo que fue posible gracias a las sólidas redes que habían conseguido tejerse hasta 1936.

En la exposición se han seleccionado algunos ejemplos de los españoles que viajaron fuera, de los extranjeros que vinieron a España y de la tupida malla de 14 relaciones que todos fueron trenzando. También se han escogido ejemplos de las instituciones que impulsaron este proceso y de las redes cruzadas de colaboración que se establecieron entre las instituciones culturales, educativas y científicas españolas y sus correspondientes europeas y americanas.

Sin estas redes entre los españoles y el resto del mundo no sería entendible el florecimiento cultural mexicano o algunos brillantes episodios de la investigación en Estados Unidos, sea en el ámbito del hispanismo o en otras áreas: Severo Ochoa siempre resaltó que su trayectoria científica no podía entenderse sin sus años de formación en la Residencia de Estudiantes y las relaciones que trabó en sus laboratorios.

Todo ello termina proyectando, desde la segunda mitad del siglo XX, su benéfica influencia sobre la España del interior, formando parte de la tradición intelectual y moral subyacente en la transición de España a la democracia actual.