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María Zambrano [1904-1991] De la razón cívica a la razón poética

1939-1980

  EXILIO I (América, 1939-1953)

  EXILIO II (Europa, 1953-1980)

EXILIO I (América, 1939-1953)
Al igual que otros tantos intelectuales republicanos, en 1939 María Zambrano cruza la frontera de Francia con su familia. Su madre y su hermana permanecerán en París mientras ella parte con su marido en un viaje costeado por la Casa de España hacia México. Allí conoce a Alfonso Reyes, otra de sus grandes amistades, y se encuentra con Octavio Paz y con otros exiliados españoles que han llegado gracias también a la Casa de España: León Felipe, Moreno Villa, Prados, Dieste, Bergamín, Xirau, Gutiérrez Abascal, Blas Cabrera, Benjamín Jarnés. Ante ellos pronuncia en junio sus conferencias sobre «Pensamiento y poesía en la vida española». Imparte clases de Historia de la Filosofía en la Universidad de Morelia y a lo largo de este año publica Filosofía y poesía, Pensamiento y poesía en la vida española, que tendrá enorme repercusión, y redacta «Nietzsche o la soledad enamorada» y «San Juan de la Cruz (De la noche oscura a la más clara mística)», dos muestras de la enorme influencia que ejercieron sobre ella las obras de ambos autores.

María cambia la soledad de Morelia por La Habana, donde da clases en su Universidad y en el Instituto de Altos Estudios e Investigaciones Científicas e imparte ciclos de conferencias. Se reencuentra con algunos de sus amigos como Manuel Altolaguirre y Concha Méndez, a quien prologará su libro El solitario. Misterio en un acto. Estrecha sus lazos con el doctor Pittaluga, amigo de Ortega, y Lezama Lima, codirector, junto con José Rodríguez Feo de la revista Orígenes (1944-1956) que da nombre al grupo homónimo de intelectuales cubanos en el que se integró María y al que tanto inspiró.

Con frecuencia María viaja a Puerto Rico donde ofrece conferencias y publica artículos en diferentes publicaciones. Escribe «La agonía de Europa» y «La violencia europea», dos reflexiones sobre la libertad y el idealismo alemán. Entre 1940 y 1946, sus principales preocupaciones: tragedia, esperanza y trascendencia, y sus relaciones con el valor del acto personal como compromiso, son guiadas por Landsberg.

En 1946 fallece su madre antes de que María pueda llegar a París tras conocer la noticia de su grave estado. Permanece allí dos años para ayudar a su hermana Araceli, que había sido encarcelada y torturada por los nazis junto con su marido, Manuel Núñez, que fue extraditado y fusilado en Madrid en 1944. Durante esta estancia coincide con Picasso, Malraux, Sartre, Beauvoir, conoce a Cioran y frecuenta a René Char, Christian Zervos, Luis Fernández y Albert Camus -con quien establece una profunda amistad- y a quien será desde entonces su protector económico, el pintor inglés Cyril Timothy Osborne.

María se separa de su marido en 1948, vuelve a Cuba, pasa unos meses en México, regresa a la Habana y entre 1949 y 1951 recorre Florencia, Venecia, Roma y París. En 1950 publica Hacia un saber sobre el alma. Las hermanas abandonarán París en abril de 1951 tras reencontrarse con sus amigos Luis Fernández, el matrimonio Lobo y Salvador de Madariaga y regresan a La Habana donde consiguen sustentarse precariamente gracias a las clases, publicaciones y conferencias de María Zambrano.



EXILIO II (Europa, 1953-1980)
En 1953 las hermanas Zambrano abandonan América y continúan su exilio en Roma, donde entran en contacto con Elena Croce, Elemire Zolla, Cristina Campo; María se reencuentra con Diego de Mesa, Nieves de Madariaga y su amigo Juan Soriano, con Rafael Alberti, María Teresa León, y con los pintores Ramón Gaya y Timothy Osborne. Conoce a Ángel Alonso, Agustín Andreu, Alfredo Castellón, Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma, Tomás Segovia y Sergio Pitol.

Ve la luz una de las obras principales de Zambrano, El hombre y lo divino, sobre la que tanto conversó con Camus, y escribe Persona y democracia, reflejo de las categorías vitales en la política y cómo ésta puede ser la aurora desde la que la historia trágica y real vire hacia una historia ética, y Diótima de Mantinea, texto clave para comprender la razón poética desarrollada como propuesta que completa su crítica cultural de Occidente.

Gracias a la poeta y cantante venezolana Reyna Rivas y a su marido Armando Barrios, que serán desde 1957 sus amigos y protectores, María Zambrano conseguirá una beca de la Fundación Fina Gómez. En 1961 conoce a Marius Schneider, a quien admira por sus estudios sobre la musicalidad subyacente a toda mitología, y continúa profundizando en sus lecturas sobre religiones y en el estudio de las conexiones entre espiritualidad y física. María, en su afán por conocer a Massignon acepta a asistir a los coloquios de Royaumont, celebrados en junio de 1962, pero el gran islamista murió meses antes. También en 1962 muere Emilio Prados, con quien Zambrano ha mantenido su hermandad gracias a una correspondencia constante en la que ella llega a decir «tu poesía es algo único para mí», en ella «me encuentro yo plenamente», entre otras razones, por la interpretación que ambos comparten en torno a la muerte como creación.

En 1964 las denuncias de un vecino fascista hacen que las hermanas Zambrano sean expulsadas de Roma y tengan que trasladarse con sus 13 gatos a La Pièce, Francia, en las montañas del Jura. Gracias a la tranquilidad que encuentra allí la creatividad de María alcanza su máxima cota y desarrolla un gran número de trabajos que irá publicando a lo largo de las dos siguientes décadas. En 1965 publica España, sueño y verdad; El sueño creador, una de las muestras de la importancia concedida por Zambrano al sueño como forma de autoconocimiento, y «La palabra y el silencio», el artículo que anuncia Claros del bosque. En 1967 aparece La tumba de Antígona, clave para entender el porqué de «la generación del toro» y el sacrificio como punto de partida de la esperanza.

En 1972 muere su hermana Araceli, hecho tras el cual María realiza un viaje por Europa, se instala en Roma una temporada y posteriormente, ayudada entre otros por sus primos y por José Ángel Valente, vuelve a La Pièce, donde permanecerá hasta 1978, período durante el cual su producción intelectual es desbordante y en el que termina Claros del bosque, la obra más importante de su horizonte filosófico regido por la metáfora apolínea de la luz y la visibilidad pura que explora la potencialidad del logos.

En 1977 muere su amigo Lezama Lima, María se traslada en 1978 a Ferney Voltaire y su obra va adquiriendo un tono cada vez más secreto. En 1980, dado lo precario de su salud, se traslada a Ginebra para ser cuidada por familiares y amigos, y allí la visitan sus amigos Orlando Blanco, Emma García, (esposa de López Molina), José Ángel Valente, José Miguel Ullán, Américo Ferrari, Chimo Verdú y el pintor Baruj Salinas, quien reconoce en la luminosidad de su obra de esa época la influencia del pensamiento de Zambrano.

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