Años veinte

Francisco Bores, Sin título [Jugadores de cartas], 1928, Óleo sobre lienzo, 92 x 73 cm. Colección particular. Colección Carmen Bores.

«Todo se desplegaba a mi vista como tarros de farmacia con letreros incomprensibles. Yo iba probando algo de todo, esperando encontrar la droga mágica que produce felicidad y larga vida. Comprendí a tiempo que ese impulso que hace manifestarse al joven pintor vale más que todas las recetas y decidí no volver más a la farmacia». Con estas palabras describió Bores su llegada a París y el rico panorama de tendencias que la ciudad le ofrecía. Sabemos que se interesó por la obra de Paul Cézanne, Henri Matisse, Pierre Derain y, por supuesto, Pablo Picasso. Sin embargo, el cubismo no le atrajo tanto como el surrealismo, cuya aparente espontaneidad respondía más a sus aspiraciones estéticas. Bores no tardó en definir un estilo propio en composiciones matéricas, con hilos y una gruesa capa pictórica, que rozaban la abstracción. Bores asumió la herencia y las enseñanzas del cubismo, en especial en lo que se refiere al collage. En torno a 1928, encontramos interiores en los que predomina una gama cromática protagonizada por los ocres o rojizos oscuros que consideraba distintivos de la paleta española, en todo caso con un cromatismo muy contenido. También realizó varias escenas de café en las que no le interesaba tanto contar una historia como reflejar el ambiente ajetreado de la modernidad.

MADRID (1898-1925)

Años treinta a sesenta