Bores y la Primera Exposición de la Sociedad de Artistas Ibéricos


El maniquí rosa (1925) Óleo sobre lienzo, 89 x 79 cm. Museo de Arte Contemporáneo de Madrid


Autorretrato (1924) Óleo sobre lienzo, 51 x 46 cm. Colección Particular.

La participación de Bores en la Primera Exposición de la Sociedad de Artistas Ibéricos, celebrada en el Palacio de Exposiciones del Retiro de Madrid en mayo y junio de 1925, marcó un hito definitivo en su trayectoria. Concurrió con dieciséis óleos y acuarelas que correspondían a la etapa de su obra que él mismo denominó «clasicismo renovado». Entre ellas se encontraban los retratos de Guillermo de Torre –el más temprano, coincidente con su fase ultraísta– y Ángel Apraiz, principal impulsor de la Sociedad de Estudios Vascos. También mostró una serie de bodegones y escenas de interior poblados de objetos con peso y volumen, dentro de ese nuevo clasicismo que la modernidad demandaba. Su contribución fue bien recibida por la prensa, que lo presentó como –junto a Benjamín Palencia– uno de los creadores más interesantes del momento, con la vista puesta en lo que sería su trayectoria futura. A pesar de la reacción favorable de la prensa, la exposición cosechó el rechazo unánime del público. Muchas de las obras presentadas eran demasiado modernas para unos espectadores acostumbrados a ver lo que el manifiesto de la Sociedad de Artistas Ibéricos definiría como «pintura oficial» salida de la Academia de San Fernando. Al constatar la falta de interés del público español hacia el arte nuevo, representado también por Salvador Dalí, José Moreno Villa, Benjamín Palencia o Alberto Sánchez, Bores decidió marcharse a París en el verano de 1925, donde se reunió con su amigo Pancho Cossío.

El Ultraísmo

PARÍS (1925-1972)