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Viajeros por el conocimiento. Exploraciones Leo Frobenius y las culturas africanas Francisco Iglesias y su proyecto de expedición científica al Amazonas Howard Carter y el descubrimiento de la tumba de Tutankhamon Charles Leonard Woolley y la ciudad de Ur Hugo Obermaier y las cuevas de Altamira Joseph Hackin y su misión en Afganistán Paul Pelliot y el arte búdico C. G. Bruce y los asaltos al Everest T. A. Joyce y la cultura maya Conferencias sobre exploradores y arqueología

El etnólogo y arqueólogo alemán Leo Frobenius (1873-1938) fue uno de los prim­eros europeos en reconocer el valor histórico de las culturas africanas. Interesado desde muy joven en África, vivió allí diez años y dedicó veinticinco al estudio de la vida, costumbres y cultura de los pueblos africanos, de los que recopiló más de 12.000 fotografías, grabados, piezas y una completa biblioteca. En ella destaca su colección de poemas y relatos populares publicados en 15 tomos bajo el título de Atlantis, de los que Revista de Occidente ofreció en 1925 una muestra selec­cionada en el volumen El decamerón negro. Frobenius trabajó como voluntario en los museos etnológicos más importantes del momento, como los de Bremen, Basilea y Leipzig. En 1932 fue nombrado profesor honorario de la Universidad de Frankfurt y en 1935, director del Museo de Etnología de la ciudad. Invitado por la Sociedad de Cursos y Conferencias, Leo Frobenius impartió tres conferencias en la Residencia de Estudiantes los días 10, 12 y 14 de marzo de 1924 con el título El problema de la civilización. En ellas resumió sus experiencias y, con la ayuda de mapas elaborados por él, mostró la morfología de las culturas africanas, se­ñaló las grandes vías de sus expansiones y dibujó las líneas de la historia humana del planeta. Las conferencias tuvieron un gran eco en la prensa y suscitaron un especial interés en José Ortega y Gasset, quien dedicó cuatro de sus Folletones de El Sol al etnólogo alemán, cuya obra difundió en la Revista de Occidente.

Nkutu de Sankuru, expedición al Congo, 1904-1906. Fotografía de Leo Frobenius. Frobenius-Institut, Frankfurt am Main. Cabeza de personaje femenino en terracota de la etnia ife, Nigeria, siglos X-XII. 22 cm (alto). Fundación Alberto Jiménez-Arellano Alonso (Universidad de Valladolid).

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El arqueólogo y egiptólogo británico Howard Carter (1874-1939), célebre por haber descubierto junto a lord Carnarvon en 1922 la tumba de Tutankhamon en el valle de los Reyes, fue invitado en noviembre de 1924 por el Comité Hispano-Inglés a impartir varias conferencias en la Residencia de Estudiantes sobre sus trabajos. El día 24 Carter pronunció la primera conferencia, El descubrimiento de la tumba de Tut-Ankh-Amen, que tuvo gran repercusión. Carter la repitió a los dos días en el Teatro Fontalba, sede improvisada a la que acudieron los Reyes. Con el fin de dar aún mayor difusión a estos descubrimientos, el Comité Hispano-Inglés organizó una tercera conferencia en el Real Cinema para los niños de las escuelas públi­cas de Madrid, recogida posteriormente en la revista Residencia. Las diapositivas y la película con las que Howard Carter ilustró sus conferencias, y que después regaló a la Residencia de Estudiantes, despertaron tal interés que se divulgaron por 67 centros de España e incluso algunos de Latinoamérica. En 1928 Carter volvió a ser invitado por el Comité Hispano-Inglés a pronunciar otra conferencia en la Residencia, donde disertó sobre La sepultura de Tut-Ankh-Amen y la cripta interior. Como en la primera visita, la conferencia tuvo tanto éxito que a los dos días hubo de repetirse en un lugar con mayor aforo, esta vez en el Teatro Princesa.

Autógrafo de Howard Carter en el álbum de Natalia Jiménez de Cossío con la dedicatoria: «Que la diosa del cielo extienda su ala / sobre ti y te proteja millones de años», mayo de 1928. Fundación Jiménez Cossío Proceso de apertura de la cámara sepulcral de la tumba de Tutankhamon y traslado de las estatuas que custodian la entrada. Fotografías de Harry Burton. Griffith Institute, University of Oxford
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* Los organizadores de los actos aparecen al final, entre paréntesis, en los casos en que existe constancia de ellos.

  • 1923

    Felipe Jiménez Asúa y Luis Recasens Siches, Impresiones sobre sus viajes a América.
  • 10, 12 y 14 de marzo de 1924

    Leo Frobenius, Le Problème de la civilisation [El problema de la civilización] (Sociedad de Cursos y Conferencias, SCC).
  • 24 de noviembre de 1924

    Howard Carter, El descubrimiento de la tumba de Tut-Ankh-Amen (Comité Hispano-Inglés, CHI), que se repitió el día 26 del mismo mes en el Teatro Fontalba.
  • 1925

    Eduardo Hernández-Pacheco, Prehistoria de la península Ibérica (SCC).
  • 18 de noviembre de 1925

    Hugo Obermaier, El hombre fósil: sus grabados y esculturas (SCC).
  • 20 de noviembre de 1925

    Hugo Obermaier, Las cuevas pintadas de la zona franco-cantábrica (SCC).
  • 23 de noviembre de 1925

    Hugo Obermaier, Las pinturas en los refugios del levante de España y norte de África (SCC).
  • 1 de enero de 1926

    Gustavo Pittaluga, Balcanes y Rusia (SCC).
  • 28 de mayo de 1926

    Charles Depéret, Les Hommes fossiles de Solutré [Los hombres fósiles de Solutré] (Real Sociedad Española de Historia Natural, RSEHN).
  • 12 de enero de 1926

    Charles Granville Bruce, The Assaults on the Everest [Los asaltos al Everest] (CHI).
  • 15 y 16 de marzo de 1926

    Eduardo Hernández-Pacheco, La geología y el paisaje: ensayo de un estudio científico de los paisajes españoles (SCC).
  • 13 de abril de 1927

    Rafael Llorente Sola, El vuelo de la patrulla Atlántida a Fernando Poo y Guinea.
  • 28 de mayo de 1927

    Alexander Hamilton Rice, La Guayana desconocida.
  • 14 de junio de 1927

    Alexandre Philadelpheus, Un vol à travers les ruines immortelles et les beaux sites de la Grèce [Un vuelo sobre las ruinas inmortales y los bellos paisajes de Grecia].
  • 3 y 6 de diciembre de 1927

    Thomas Athol Joyce, Maya Art and Culture [Cultura y arte maya] (CHI).
  • 16 y 18 de enero de 1928

    Joseph Hackin, L'Afghanistan (souvenirs d'une mission archéologique). Ruines bouddhiques et monuments musulmans [Afganistán (recuerdos de una misión arqueológica). Ruinas búdicas y monumentos musulmanes] (SCC).
  • 1 de febrero de 1928

    Manuel Amábilis, La arquitectura de los mayas.
  • 29 de marzo de 1928

    Paul Pelliot, L’art bouddhique dans les grottes de Touen-Houang [El arte de las grutas de Dunhuang] (SCC).
  • 30 de marzo de 1928

    Paul Pelliot, Les Anciens Monuments du christianisme en Asie Central et en Extrême-Orient [Los antiguos monumentos del cristianismo en el Asia Central y el Extremo Oriente] (SCC).
  • 20 de mayo de 1928

    Howard Carter, The Tut-Ankh-Amen’s Tomb and the inner chamber [La sepultura de Tut-Ankh-Amen y la cripta interior](CHI), que se repitió el día 22 del mismo mes con el nombre de The Tut-Ankh-Amen’s Tomb objects [Los objetos de la sepultura de Tut-Ankh-Amen] (CHI), en el Teatro Princesa.
  • 19 de junio de 1928

    José María Torroja, Lo que España espera y teme de las regiones polares (SCC).
  • 24 de enero de 1929

    Hugo Obermaier, Los bosquimanos de África del Sur y sus pinturas rupestres (SCC).
  • 1 de marzo de 1929

    Alexandre Moret, Las tumbas reales de Ur y los orígenes de la civilización oriental (SCC).
  • 1 de marzo de 1929

    Alexandre Moret, Tebas, capital de Oriente, del siglo XV al XVI a.C. (SCC).
  • 16 de marzo de 1929

    Hugo Obermaier, Las cuevas de Altamira (SCC)
  • 19 de junio de 1929

    Charles Leonard Woolley, La vieja ciudad de Ur y el descubrimiento de  las tumbas reales (CHI).
  • 14 de febrero de 1930

    Raymond Lantier, Les Excavations à Carthage [Las excavaciones de Cartago] (CHI).
  • 28 de febrero de 1920

    Blas Taracena, La romanización del Duero.
  • 1 de marzo de 1930

    Pedro Bosch Gimpera, El arte ibérico.
  • 3 de abril de 1930

    Lawrence John Lumley Dundas, marqués de Zetland, India: the land and its peoples [La India: el país y sus habitantes] (CHI).
  • 7 de octubre de 1930

    Eugène Pittard, Les Populations lacustres de la Suisse. La Révolution social apporté par les néolithiques [Las poblaciones lacustres de Suiza. La revolución social aportada por los neolíticos] (SCC).
  • 24 de noviembre de 1930

    Hugo Obermaier, Los uros y los bisontes de Europa a través de la historia (SCC).
  • 9 de abril de 1931

    Grafton Elliot Smith, The Prehistoric Man and the Britain’s Cultural Debt [El hombre prehistórico y la deuda cultural de las islas Británicas para con España] (CHI).
  • 13 de diciembre de 1931

    Francisco Iglesias Brage, Un proyecto de expedición científica a las fuentes del Amazonas (SCC).
  • 10 de marzo de 1932

    Cipriano Rodríguez, Un viaje aéreo por el África Occidental (SCC).
  • 21 de marzo de 1932

    René Gouzy, Avec Mittelhozer dans le ciel africain [Con Mittelhozer en el cielo africano] (SCC).
  • 14 de enero de 1933

    Ernst Kühnel, Las excavaciones de Ctesifonte (SCC).
  • 14 de diciembre de 1933

    J. Stepanow, Un enigme de l’histoire: les etrusques et l’art Etrusque [Un enigma de la historia: los etruscos y el arte etrusco] (SCC).
  • 21 de diciembre de 1933

    Bertram Thomas, My trip through the Rub’al Khali. The Major Desert of Southern Arabia [Mi viaje a través del Rub’al Khali, el desierto mayor del sur de Arabia] (CHI).
  • 5 de febrero de 1935

    Eustache de Lorey, La gran mezquita de los Omeyas y sus mosaicos del siglo XVIII.
  • 23 de marzo de 1936

    Rennell of Rodd, Homer and Ithaca [Homero e Ítaca] (CHI).
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El capitán de ingenieros, piloto y observador de aeroplanos Francisco Iglesias Brage (1900-1973) impartió una conferencia en la Residencia de Estudiantes el día 13 de diciembre de 1931 sobre el proyecto de expedición al Amazonas, cuyo objeto era el estudio de la naturaleza de la región, su hidrografía y topografía, las enfermedades tropicales y la realización de trabajos etnográficos y antropológicos. La expedición Iglesias al Amazonas fue el proyecto científico más destacado de la Segunda República española. Así lo demuestran la valía de su nómina cientí­fica, el presupuesto con el que contó, los medios instrumentales que se pusieron en juego, el prestigio de los miembros de su Patronato (presidido por Gregorio Marañón), la amplitud de sus objetivos, la concienzuda organización y su notorio eco popular. En su conferencia Iglesias describió minuciosamente los detalles del plan de la expedición al río Amazonas, para la que iban a necesitar un barco (que llegó a construirse), una avioneta, una cámara fotográfica y otra de cine. En respuesta a la expectación que creó el proyecto, se editó la revista oficial Crónica de la Expedición Iglesias al Amazonas, que publicó quince números entre 1932 y 1935, y la Sociedad Española de Amigos del Arte organizó en Madrid una ex­posición sobre etnografía amazónica en 1935. La expedición no llegó a realizarse, aunque Francisco Iglesias permaneció en el área amazónica entre 1933 y 1934 como Delegado de la Sociedad de Naciones con el fin de administrar el llamado triángulo de Leticia, que en aquel momento estaba en litigio entre Colombia y Perú, aprovechando para recoger diferentes materiales etnográficos que se conservan hoy, en parte, en el Museo Nacional de Antropología de Madrid.

Gregorio Marañón, Francisco Iglesias Brage y Federico García Lorca en el cigarral de Gregorio Marañón, Toledo, [hacia 1931]. Fotografía de Alfonso. Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares Colgante con forma de pájaro de cuerda, caña, madera y plumas, del pueblo tukano, recolectado or Francisco Iglesias Brage en Vaupés, Colombia, 1933-1934. Museo Nacional de Antropología, Madrid
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El arqueólogo británico Charles Leonard Woolley (1880-1960) dirigió la expedición que, impulsada por la Universidad de Pensilvania en colaboración con el British Museum de Londres, descubrió en 1927 la bíblica ciudad de Ur en Mesopotamia, actual Irak. El hallazgo del cementerio real, datado hacia el año 2700 a.C., se considera una de las principales revelaciones arqueológicas del siglo XX. La mi­nuciosidad con que se llevó a cabo el alumbramiento de los restos y su posterior estudio permitió a los historiadores reconstruir la sociedad cortesana sumeria desde sus inicios en el  IV milenio a.C. hasta su época final en el siglo IV a.C. La labor de Woolley como director técnico de la excavación le valió un gran presti­gio en el mundo científico internacional, avalado por sus novedosas interpreta­ciones de los datos obtenidos. En 1927 comenzó a publicar sus informes en varios volúmenes, que constituyen todavía hoy un material seminal para el estudio de la antigua Mesopotamia. Este yacimiento arqueológico fue cerrado después de que Woolley concluyera sus trabajos en Tell al-Muqayyar en 1934, por las dificultades de financiación esgrimidas por los patrocinadores y la ausencia de nuevos des­cubrimientos espectaculares, y no ha vuelto a reabrirse desde entonces. Bajo los auspicios del Comité Hispano-Inglés, el 19 de junio de 1929 Woolley impartió la conferencia La vieja ciudad de Ur en la Residencia de Estudiantes, donde habló de las excavaciones realizadas en esta ciudad, una de las poblaciones más importantes debido al relevante papel político y comercial que le propor­cionaba su estratégica ubicación geográfica, en la unión del Tigris y el Éufrates. Acompañándose de ilustraciones, Woolley recorrió la historia de la ciudad desde los tiempos de Nabucodonosor, destacando aspectos de su arquitectura y detal­lando los hallazgos realizados en sus campañas. La conferencia fue objeto de un notable seguimiento por parte de la prensa de la época.

Corona de oro, lapislázuli y coralina perteneciente a una mujer del séquito de la reina Pu–-abum, enterrada en la fosa adyacente a la cámara funeraria, en el cementerio real de Ur, actual Tell al-Muqayyar, Irak, y descubierta en la campaña de 1927-1928. University of Pennsylvania, Museum of Archaeology and Anthropology, Filadelfia Excavaciones en la fosa X del cementerio real de Ur, actual Tellal-Muqayyar, Irak, 1933-1934. Cortesía del Patronato del British Museum
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El prehistoriador alemán Hugo Obermaier (1877-1946) vino a España en 1909 para estudiar las cavernas de Cantabria, gracias a la financiación del príncipe Alberto I de Mónaco. Su obligada permanencia en España por el estallido de la Primera Guerra Mundial lo llevó a profundizar en la geología del Cuaternario, no sólo en el Cantábrico sino también en Levante. De estas investigaciones, publicadas durante su periodo como profesor agregado y colaborador de los Laboratorios de Paleontología y Prehistoria del Museo Nacional de Ciencias Naturales, destaca su monografía El hombre fósil, editada por la Junta para Ampliación de Estudios en 1916, que constituye la primera gran síntesis del siglo XX de la prehistoria hispana y europea. En 1922 la Universidad Central de Madrid creó para él la cátedra de Historia Primitiva del Hombre y fue elegido aca­démico de la Historia. Obermaier fue invitado en varias ocasiones por la Sociedad de Cursos y Conferencias a presentar en la Residencia de Estudiantes las teorías recogidas en su obra, y dedicó especial atención a sus investigaciones sobre analogías y datación de las manifestaciones de arte rupestre tanto de la zona cantábrica como de la levantina. Sus tres primeras conferencias, impartidas los días 18, 20 y 23 de noviembre de 1925, versaron acerca de El hombre fósil: sus grabados y esculturas, Las cuevas pintadas de la zona franco-cantábrica y Las pinturas en los refugios del levante de España y norte de África. El 24 de enero de 1929 dio otra charla sobre Los bosquimanos de África del Sur y sus pinturas rupestres, y el 16 de marzo del mismo año habló de Las cuevas de Altamira. En su última conferencia, pronunciada el 24 de noviembre de 1930, Obermaier di­sertó sobre Los uros y los bisontes de Europa a través de la Historia.

Omóplato decorado con figuras de animales, del Magdaleniense Inferior, hacia 16500-14000 a.C., encontrado en la cueva de Altamira, Santillana del Mar, en la campaña de 1924-1925. 7,9 x 6,1 cm. Museo de Altamira. De izquierda a derecha, el conde de la Vega del Sella, Henri Breuil, el conde Begouen y Hugo Obermaier cribando sedimentos en la entrada de Altamira, Santillana del Mar, hacia 1924-1925. Archivo Hugo Obermaier, Instituto de Arqueología Prehistórica, Universidad de Erlangen.
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El arqueólogo y sinólogo francés Paul Pelliot (1878-1945) condujo en 1906, a la edad de 28 años, una misión arqueológica al Turquestán chino por encargo del Institut des Inscriptions et Belles-Lettres. Acompañado del doctor Louis Vaillant, encargado de los mapas, de las observaciones astronómicas y de las colecciones de historia natural, y del fotógrafo Charles Nouette, la expedición partió de París, pasó por Moscú y Tashkent, atravesó la cordillera del Pamir y la frontera ruso-china en Irkestán y llegó a Kashgar en septiembre de 1906. La notoriedad científica de Pelliot aumentó en las últimas etapas de la expedición, cuando llegó a las Cuevas de los Mil Budas, en Dunhuang, donde el monje guardián del lugar le permitió el acceso a una cámara secreta, tapiada desde tiempos remotos y descubierta ac­cidentalmente en 1900, que custodiaba un tesoro de manuscritos absolutamente reveladores para el estudio de las religiones, las lenguas y el arte de la Alta Edad Media. Su dominio del chino le sirvió para estudiar los manuscritos y adquirir buena parte de ellos para depositarlos a su regreso, en 1909, en la Biblioteca Nacional de Francia. Invitado por la Sociedad de Cursos y Conferencias, Pelliot pronunció los días 29 y 30 de marzo de 1928 en la Residencia de Estudiantes dos conferencias sobre El arte búdico en las cuevas de Dunhuang y Los antiguos monumentos del cristianismo en Asia Central y en Extremo Oriente. Durante su estancia, aprovechó para estudiar los libros y documentos referentes al Extremo Oriente que se conservaban en las bibliotecas de Madrid.

Paul Pelliot en la cámara donde se encontraban los manuscritos de la Alta Edad Media, en la cueva P de las cuevas de los Mil Budas, Dunhuang, China, marzo de 1908. Musée Guimet, París
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El arqueólogo francés Joseph Hackin (1886-1941) dirigió desde 1923 el Museo Guimet de París, consagrado a la cultura egipcia, la Antigüedad clásica y los países asiáticos. Lideró la importante Delegación Arqueológica Francesa en Afganistán que, a partir de 1924, se encargó de realizar las primeras excava­ciones en los yacimientos de Hadda, Ghazna y en el entorno de los budas gigantes de Bamiyán. En la Antigüedad, Afganistán central fue un lugar estratégico debido al incremento de caravanas en la Ruta de la Seda, por la que se realizaba el co­mercio entre el Imperio romano, China e India. Bamiyán fue un punto de parada de muchos viajeros. Además, posee elementos artísticos del arte griego, persa y búdico que se combinaron en un estilo único, conocido como arte greco-búdico. Los resultados obtenidos en dichas expediciones y las piezas que se consigui­eron convirtieron al Guimet en el museo de referencia en Europa para el arte y la cultura de Oriente Medio. Hackin pronunció dos conferencias ilustradas con proyecciones en la Residencia de Estudiantes los días 16 y 18 de enero de 1928, bajo el título de Afganistán (recuerdos de una misión arqueológica). Ruinas búdi­cas y monumentos musulmanes. España se convirtió así en uno de los primeros países que disfrutó de la presentación en sociedad de los descubrimientos de Hackin. Hoy día algunas de estas imágenes son conocidas mundialmente por el decreto del Gobierno talibán de marzo del 2001 que condenó a la demolición a las que fueron las mayores representaciones mundiales de Buda, pese a haber sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Cabeza de galo en estuco del monasterio de Tapa-Kalan, Hadda, Afganistán, siglos III-IV. 10 cm (alto). Musée Guimet, París Cabeza de buda en estuco del monasterio de Tapa-Kalan, Hadda, Afganistán, siglos III-IV. 30 cm (alto). Musée Guimet, París
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Thomas Athol Joyce (1878-1942) fue uno de los arqueólogos británicos pioneros en el estudio de la cultura maya en las primeras décadas del siglo XX. Entre 1925 y 1931 fue el encargado de las expediciones que el Museo Británico, del que era conservador, realizó a las ruinas mayas de Honduras Británica, hoy Belice. Cuando, los días 3 y 6 de diciembre de 1927, por iniciativa del Comité Hispano-Inglés, Joyce fue invitado a la Residencia de Estudiantes para impartir la confer­encia Arte y cultura mayas, se encontraba en pleno proceso de excavación. Su charla, acompañada de proyecciones en color de las ruinas de ciudades mayas, así como de ejemplos de escultura, cerámica, pintura u orfebrería, causaron un fuerte impacto en la sociedad madrileña y supusieron una aportación innova­dora para la comunidad científica española de los años veinte. Las condiciones climatológicas y la vegetación exuberante de las selvas de Centroamérica man­tuvieron ocultas sus ruinas mayas hasta la época contemporánea, por lo que el descubrimiento tan tardío de una cultura de tanta importancia como la maya fue toda una revelación. Joyce realizó sus exploraciones y excavaciones aportando, mediante cerámicas, relieves y pinturas, algunos de los argumentos más sólidos en favor de la tesis del origen asiático del arte maya.

Cabeza maya de piedra, estilo clásico temprano, Guatemala- México, hacia 250-600. 23 x 17 cm. Museo de América, Madrid Cuaderno de notas de T. A. Joyce. Cortesía del Patronato del British Museum
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El general británico Charles Granville Bruce (1866-1939) fue el líder de la se­gunda y la tercera expedición británica al monte Everest, llevadas a cabo en 1922 y 1924 respectivamente. Una expedición anterior había tenido lugar en 1921 a cargo del coronel Howard-Bury, pero su misión había sido únicamente la de explorar los accesos y encontrar una vía de ascenso. La de 1922, por tanto, fue el primer intento de ascensión a la montaña más alta de la Tierra y, además, la primera expedición en la que se utilizó oxígeno en altura y se superaron los 8.300 metros. Invitado por el Comité Hispano-Inglés, el 12 de enero de 1926 C. G. Bruce vino a la Residencia de Estudiantes para ofrecer una conferencia sobre sus Asaltos al Everest, ante una audiencia entre la que se encontraban los Reyes. Las hazañas de Bruce habían sido seguidas con tanto interés por la prensa internacional y habían logrado crear tanta expectación, que su llegada a Madrid y la charla, acompañada de numerosas proyecciones, que ofreció en la Residencia fueron todo un acontecimiento. La prensa de la época lo comparó con la expectación creada por la visita de Carter. Tras el éxito de esta conferencia al día siguiente se proyectó en el Teatro del Cisne, ante 2.000 personas, incluido el propio general Bruce, una película de la expedición al Everest, presentada por Constancio Bernaldo de Quirós (de la Institución Libre de Enseñanza y fundador de la Real Sociedad de Alpinismo Peñalara).

Bajada de Geoffrey Bruce lesionado al campamento II, a través de los seracs, Tíbet, 1922. Fotografía de George Finch. Royal Geographical Society with IBG, Londres. Vista del Everest desde una caverna de hielo, 1922. Fotografía del General Bruce publicada en la revista Residencia.
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