La prosa de estos dos años produce distintos subgéneros, como las impresiones de Moreno Villa, los retratos de Bergamín o la escritura automática de Hinojosa, así como los experimentos más narrativos de Jarnés, de Espina, de Chabás, o más abiertos al contacto con la realidad, como es el caso de Díaz Fernández.
José Moreno Villa trajo de su estancia en América Pruebas de Nueva York (Málaga, 1927). Benjamín Jarnés publicó el agudo cuaderno de Ejercicios (Madrid, 1927) y El convidado de papel (Madrid, 1928). Antonio Espina publicó Pájaro pinto (1927) en Nova Novorum, la nueva colección dedicada a la prosa por Revista de Occidente. Caracteres (I-XXX), de José Bergamín, apareció como tercer suplemento de Litoral (Málaga, 1927). José Díaz Fernández obtuvo un gran éxito con El blocao. Novela de la guerra marroquí (Madrid, 1928), que alcanzó rápidamente una segunda edición. Juan Chabás publicó sus narraciones Sin velas, desvelada (Barcelona, 1927) y Puerto de sombra (Madrid, 1928), así como el ensayo Italia fascista (política y literatura), también en 1928. José María Hinojosa dio a conocer las prosas poéticas de La flor de Californía en Málaga (1928), con prólogo de José Moreno Villa y dibujos de Joaquín Peinado.