Las construcciones escolares
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Ante la escasez y penuria
en la que se encuentran los locales destinados a la enseñanza
en España a finales del siglo XIX, desde la Institución
Libre de Enseñanza y el Museo Pedagógico Nacional
se inicia un proceso de renovación de lo que debe ser el
edificio de la escuela. A este proceso se vincula Antonio Flórez
tras su vuelta de Roma, participando en 1909 en el concurso para
las nuevas escuelas Froebel de Pontevedra, que finalmente gana.
Después de un primer ensayo en el pabellón Macpherson
de la Institución, los grupos escolares Cervantes y Príncipe
de Asturias, ambos en Madrid, y los pabellones escolares de la Fundación
González Allende de Toro (Zamora) son las primeras escuelas
modelo construidas por Flórez en las que se atiende tanto
a nuevos principios pedagógicos como arquitectónicos.
Su funcionalidad, las condiciones higiénicas de las aulas,
su cubicación, orientación, ventilación o iluminación
son los parámetros sobre los que se define una arquitectura
racional, sincera y económica, en la que los materiales,
de manera preferente y ejemplar el ladrillo, cumplen un papel revelador.
Los pabellones de la Residencia de Estudiantes, cuya imagen física
constituye todo un programa cultural, culminarán esta primera
etapa de su arquitectura.
Un paso decisivo en su carrera será su nombramiento como
arquitecto jefe de la Oficina Técnica de Construcciones Escolares
del Ministerio de Instrucción Pública, creada en 1920,
desde la que construye los grupos escolares Concepción Arenal,
Jaime Vera, Joaquín Costa, Menéndez Pelayo, Pardo
Bazán y Pérez Galdós de Madrid. Repartidas
por otras provincias, las escuelas normales de maestros y maestras
de Granada y Valladolid, entre otras, ponen de manifiesto la importancia
que tuvo la arquitectura escolar en una época en la que la
transformación social del país se confiaba a la pedagogía. |
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La
enseñanza de la arquitectura
A su vuelta a España después de su periplo europeo,
Flórez inicia una de las labores a las que dedicaría
toda su vida: la enseñanza de la arquitectura. En 1909 ingresó
en el cuerpo de profesores de la Escuela Superior de Arquitectura
de Madrid como profesor de Historia de la Arquitectura y Dibujo
de Conjuntos Arquitectónicos y posteriormente ganó
la cátedra de Copia de Elementos Ornamentales, asignatura
conocida como cachos en el argot académico.
Flórez intenta trasladar a la enseñanza de la arquitectura
los métodos pedagógicos ensayados por la Institución
Libre de Enseñanza. La reivindicación de los viajes,
el contacto directo del alumno con la arquitectura y el dibujo como
recurso y lenguaje propio, están presentes en su quehacer
cotidiano como profesor de varias generaciones de arquitectos. También
contribuirá a la renovación de la enseñanza
a través de su participación en la reforma de los
planes de estudio universitarios impulsada por la II República.
La formación de los arquitectos será el tema de su
discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Fernando,
leído en 1932.
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