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Años
de formación
Antonio Flórez Urdapilleta, hijo del también arquitecto
Justino Flórez Llamas, está ligado por vínculos
familiares a la Institución Libre de Enseñanza, donde
se educó y de la que era profesor su tío paterno Germán
Flórez. Allí recibió el magisterio directo
de don Manuel Bartolomé Cossío, responsable en materia
artística de la Institución.
Se forma profesionalmente en la Escuela de Arquitectura de Madrid,
en la que fueron sus profesores Ricardo Velázquez Bosco,
Manuel Aníbal Álvarez y Vicente Lampérez y
donde obtuvo el título de arquitecto en 1904.
Ese mismo año gana la plaza de pensionado en la Academia
de España en Roma. La estancia romana le proporciona un contacto
con creadores de otras disciplinas artísticas, como los pintores
Antonio Ortiz Echagüe, José Ramón Zaragoza y
el escultor José Capuz, y al mismo tiempo le permite viajar
por Italia, Grecia, Turquía y Austria. En Viena conoce la
arquitectura de Otto Wagner, en cuyo estudio trabaja durante un
breve periodo de tiempo. Este aprendizaje de la tradición
clásica y de la arquitectura moderna centroeuropea será
decisivo en su posterior carrera como arquitecto.
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Monumento
y memoria
La arquitectura conmemorativa y funeraria constituye un episodio
de su carrera en el que confluyen enseñanzas e intereses
que habían surgido durante su estancia romana. Su colaboración
con el escultor José Capuz dio lugar a los proyectos de los
monumentos a Cervantes, a su padre, a la Reina María Cristina
o a Pablo Iglesias. La presencia figurativa de los personajes a
los que están dedicados estos monumentos tiene su opuesto
en la arquitectura del silencio de las tumbas o monumentos funerarios
que Flórez propone para honrar a los muertos (a su familia,
a sus maestros de la Institución o a Goya).
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