En Europa, la celebración del centenario de la muerte de Beethoven alternó con manifestaciones de vanguardia, como el Ballet mecánico de Georges Antheil o el montaje de los Ballets Russes de Oedipus Rex,con música de Strawinsky y texto de Jean Cocteau traducido al latín por Jean Daniélou (1927).
En España, Manuel de Falla había terminado el Concerto para clave, escrito para Wanda Landowska y estrenado por ella en Estados Unidos y en Francia. Con motivo de su cincuenta cumpleaños, entre 1926 y 1927 se le hicieron varios homenajes en Granada, Barcelona, París y Madrid. Las obras de Falla El retablo de Maese Pedro y el Concerto para clave serán el modelo imprescindible para los nuevos músicos: Gustavo Pittaluga, Rodolfo Halffter y Ernesto Halffter.
La insignia de la música nueva fue la Sinfoniettade Ernesto Halffter. Rodolfo Halffter estrenó Suite en cuatro tiempos (1928) y, partiendo de una estirpe musical diferente, Óscar Esplá compuso en 1927 el poema sinfónico Don Quijote velando las armas.
Gerardo Diego, como músico que era, supo explicar los gustos del momento: no agradan Strauss ni Schönberg, sí Ravel, Bártok, Falla y las «greguerías jamás oídas de timbres ásperos, exasperados, instantáneos, flamígeros» de Strawinsky.