«Nuevo arte en el mundo. Arquitectura, 1928» es el título del número especial de La Gaceta Literaria dedicado a esta disciplina. En él, «Escritores, arquitectos, damas» responden a la encuesta sobre la nueva arquitectura dirigida por Fernando García Mercadal.
En general se inclinan por la arquitectura sin ornamentos, racionalista, limpia. Sueñan con una casa «que sea como el mechero Dunhill» (Moreno Villa).
El nuevo clima difundido por los arquitectos de la «Generación del 25» se apoya en las estancias de formación en el extranjero (Bauhaus en Weimar y Dessau, impacto de la Exposición de Artes Decorativas de París de 1925) y en el nuevo rumbo que toma la revista Arquitectura desde 1927.
Quizá las tres obras arquitectónicas fundamentales de estos dos años fueron el Rincón de Goya, de García Mercadal, en Zaragoza, la Gasolinera de Porto Pi, en la calle de Alberto Aguilera de Madrid, de Casto Fernández-Shaw, cuya originalidad consistía en combinar el racionalismo con el futurismo y el expresionismo, y la Casa del marqués de Villora, de Rafael Bergamín, en Serrano, 130, ejemplo de «arquitectura limpia» radicalmente exenta de ornamentos. Por otro lado, fue importante la estancia de Le Corbusier en España. Se tradujeron artículos suyos y su conferencia en la Residencia de Estudiantes, que cosechó un enorme éxito, fue la primera de una serie de ponencias en las que García Mercadal presentó al gran público las figuras más eminentes de la arquitectura moderna.