testimonios
En 1881, Giner de los Ríos y Cossío solicitaron a José Luis Albareda, ministro de Fomento del primer Gobierno de Sagasta, la creación de misiones ambulantes, con el fin de llevar los mejores maestros a las aldeas más apartadas para vivificar la escuela rural. En 1899, Joaquín Costa propuso enviar algunas personas, en grupos de dos o tres por región, «a modo de misioneros», para que en las principales localidades reuniesen a los maestros rurales y les explicaran de forma práctica «qué es lo que en las condiciones actuales podrían hacer con objeto de mejorar la enseñanza». En 1912, Rafael Altamira promovió algunas experiencias, a las que ya llamaba «misiones pedagógicas», para llenar el vacío intelectual y social con que frecuentemente trabajaban los maestros en las aldeas. En 1922, Cossío volvió a insistir ante el Consejo de Instrucción Pública sobre la necesidad de establecer estas «misiones ambulantes», y su iniciativa dio fruto en las misiones a Las Hurdes, dirigidas por Fausto Maldonado en 1930. Cuando se proclamó la República, estaba en marcha una comisión que estudiaba la posibilidad de extender esta experiencia a otras regiones de España.

La proclamación de la República, el 14 de abril de 1931, mostró que las ciudades eran republicanas, pero no los pueblos pequeños y las aldeas, adonde no habían llegado ni la revolución científico-técnica ni los adelantos que, gracias a ella, habían encaminado a las ciudades hacia una vida mejor. El Gobierno provisional de la República sintió enseguida que era necesario ganarse a la población rural y retomó la antigua aspiración de Giner y Cossío de realizar misiones pedagógicas en las aldeas.
Cossío estaba durante aquellos días en Suiza y regresó de inmediato para vivir los acontecimientos. A su llegada le esperaba, al pie del vagón, su discípulo Domingo Barnés, quien le mostró el borrador del decreto de creación del Patronato de Misiones Pedagógicas y le comunicó el deseo del Gobierno de que se hiciese cargo de la presidencia del nuevo organismo. Desde aquel 6 de mayo de 1931, en que se firmó la orden ministerial que nombraba al Patronato, hasta su fallecimiento en 1935, Cossío no dejó de prestar atención al desarrollo de las Misiones y de entrevistar a los jóvenes que deseaban incorporarse a las expediciones, cuidando de los más nimios detalles para que la acción tuviese éxito.

Miembros del Patronato

Según la orden ministerial firmada el 6 de agosto de 1931, integran el primer Patronato de Misiones Pedagógicas:

Presidente
Manuel Bartolomé Cossío

Vicepresidente
Domingo Barnés

Comisión Central
Rodolfo Llopis Ferrandiz
Marcelino Pascua y Martínez
Francisco Barnés Salinas
Antonio Machado Ruiz
Lucio Martínez Gil
Luis Bello Trompeta
Pedro Salinas y Serrano
Enrique Rioja Lo Bianco
Juan Uña Shartou
Óscar Esplá Triay
Ángel Llorca y García
José Ballester Gozalvo
Amparo Cebrián y F. Villegas
María Luisa Navarro y Margothi

Secretario
Luis Álvarez Santullano