Participa, con siete óleos, en la gran exposición sobre Arte Español Contemporáneo que se celebra, en el mes de febrero, en el Museo Jeu de Paume de París. Es uno de los firmantes, junto a Luis Blanco Soler, Norah Borges, Ángel Ferrant, Gustavo Pittaluga y Guillermo de Torre, del manifiesto de la sección madrileña de los Amigos de las Artes Nuevas (ADLAN), cuya sede serán los locales de la Carrera de San Jerónimo. Al leer el manifiesto publicado en la prensa de la época, es fácil advertir la influencia de Moreno Villa en la redacción final del texto. La primera actividad del ADLAN madrileño será acoger una exposición de Picasso, en cuya inauguración Moreno Villa pronuncia una conferencia sobre su obra.
Publica Salón sin muros, pequeño poemario en donde ya se advierte el cambio en su poesía hacia una actitud más reflexiva. Este libro contiene algunos de sus mejores poemas, como el inicial que da título al libro y que provoca en Juan Ramón Jiménez un encendido elogio hacia el poeta y su obra, en una contundente reivindicación del lugar que ocupa Moreno Villa dentro de la nueva poesía española y que, quizás, podría considerarse también como una reconciliación después de haber estado distanciados desde hacía largo tiempo. Es seleccionado para participar en el Pabellón de España de la Bienal de Venecia dentro de la exposición que organiza José Francés sobre el arte nuevo español. Moreno Villa participa con dos óleos. Estalla la guerra civil, que le sorprende en la Residencia de Estudiantes. Sigue manteniendo el Archivo de Palacio abierto, y continúa intentando hacer su vida profesional cotidiana, hasta que el cerco de Madrid se lo impide. En las semanas en que permanece encerrado en la Residencia, contemplando los combates de la aviación que se desarrollan a la vista de todos y entre el ruido de las baterías emplazadas a escasos metros, Moreno Villa comienza a escribir una serie de romances de la guerra.
En el mes de noviembre es evacuado de Madrid hacia Valencia, donde ya se ha instalado hace meses el gobierno, en la Primera Expedición de Intelectuales que organiza el Quinto Regimiento de las Milicias Populares y el Partido Comunista. Entre sus compañeros de viaje se encuentran Antonio Machado y Pío del Río-Hortega, entre otros. Al llegar a Valencia, son instalados en la Casa de la Cultura Hispánica, un hotel que es acondicionado para alojar a los expedicionarios y en donde pueden seguir desarrollando sus labores profesionales. El tiempo transcurrido en Valencia lo ocupa en numerosos trabajos y actividades: colabora en radios, ofrece lecturas de poemas en mítines populares, participa en la creación de nuevas revistas como Madrid y Hora de España, o comienza a realizar litografías con escenas de la guerra en los talleres de Renau.