En 1931, muchos campesinos desconocían la existencia del cine, y el anuncio de su llegada solía congregar a grupos de personas muy numerosos, que recorrían grandes distancias a pie para contemplar este prodigio. Con José Val del Omar y Cristóbal Simancas como responsables, el Patronato tenía únicamente dos aparatos de cine sonoro, y en la mayoría de las expediciones se proyectó cine mudo, acompañado normalmente de música de gramófono. Las películas eran de dos tipos: cómicas, de Charlot o dibujos animados, y documentales. Charlot en la calle de la paz, amenizada con el Septimino de Beethoven, fue una de las películas más vistas. El Patronato llegó a tener un fondo de cerca de quinientas películas y al menos quince documentales realizados por los servicios del Patronato.