Licenciado en Medicina, en los primeros años de la década de 1910 trabajó en el Laboratorio de Histopatología del Sistema Nervioso de Achúcarro y en 1912 obtuvo una beca de la Junta para Ampliación de Estudios que le permitió profundizar en la histología del corazón en Berlín y en electrocardiografía en París. En 1914 fue nombrado médico de la Residencia de Estudiantes y director de su Laboratorio de Anatomía Microscópica, donde desarrolló una notable labor docente, orientada «a la adquisición de la técnica micrográfica y al conocimiento de la estructura microscópica de los tejidos y órganos, como preparación para el estudio de la fisiología y la patología».
El año 1920 marca el cénit en la carrera profesional de Calandre; ingresó en la Real Academia de Medicina, publicó Anatomía y fisiología clínicas del corazón, y se editó el número uno de la revista Archivos de Cardiología y Hematología, que dirigió en colaboración con Gustavo Pittaluga.
Calandre, que en 1918 había dado a la imprenta un pequeño folleto sobre electrocardiografía, publicó en 1925 un estudio más detallado sobre Trastornos del ritmo cardíaco: diagnóstico y tratamiento. En éste último año se incorporó como especialista cardiólogo al madrileño Hospital Central de la Cruz Roja, al que quedó vinculado durante los años siguientes, primero como vocal y posteriormente como vicepresidente, participando activamente en su modernización.
Leal al Gobierno republicano, durante la guerra civil estableció en la Residencia de Estudiantes un centro de asistencia clínica para heridos del frente. Tras la guerra fue depurado —tras un largo proceso— e inhabilitado para el ejercicio profesional, pasando a ser uno más de los integrantes del amargo «exilio interior».
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