Nacido en una familia de tradición médica, Nicolás Achúcarro Lund forma parte de la gran escuela de la histología española junto con aquellos que fueron sus maestros y sus discípulos: Simarro y Cajal, entre los primeros, y Rodríguez Labora, Felipe Jiménez de Asúa, Sacristán, Calandre, Gayarre y Río-Hortega, entre los segundos. Pero Achúcarro fue algo más que un histólogo; figura con todo el derecho entre las grandes figuras de la neuropatología y psiquiatría españolas.
Achúcarro tuvo sin duda maestros excepcionales como Miguel de Unamuno en el Instituto Vizcaíno de Bilbao, donde comenzó los estudios que continuó en el Gymnasium de Wiesbaden, en el que adquirió un perfecto conocimiento de la lengua alemana; inició sus estudios de Medicina con Cajal, Olóriz en Anatomía y Gómez Ocaña en Fisiología en la Universidad Central madrileña en 1897. Interrumpió sus estudios tras concluir los dos primeros cursos para trasladarse a Marburgo donde amplió sus conocimientos de patología, fisiología y bioquímica. A su regreso a Madrid concluyó su carrera en 1900. En el Hospital General, bajo la dirección de Madinaveitia completó su formación clínica. Precisamente Madinaveitia y Francisco Giner de los Ríos fueron quienes le pusieron en contacto con Simarro, que orientó su carrera investigadora hacia la neuropsiquiatría, en el Laboratorio de Histología Normal y Patológica del Sistema Nervioso.
En París primero, 1904-1905, junto a los discípulos de Charcot en la Salpêtrière, en Florencia después, en 1905, y, finalmente, en Múnich con Kraepelin y Alzheimer, adquirió una formación tan sólida que el propio Alzheimer le propuso como director del Departamento Anatomopatológico del Manicomio Federal de Washington. Pese a disfrutar de las mejores condiciones de trabajo regresó a España en 1910, donde tuvo que ejercer de forma privada la neuropsiquiatría para poder vivir mientras continuaba sus investigaciones en el Hospital General, en el laboratorio y en la cátedra de Cajal y, finalmente, como director del Laboratorio de Histopatología del Sistema Nervioso creado en 1912 por la Junta para Ampliación de Estudios. Allí agrupó en su entorno un nutrido y selecto grupo de discípulos a los que ya hemos hecho referencia.
La gran preocupación científica de Achúcarro fue, sin duda, la degeneración y necrosis de las neuronas, que inició en su tesis doctoral sobre la anatomía patológica de la rabia (1906) y continuó en su estudio del stratum radiatum del asta de Ammon del conejo sobre la significación de las células en bastoncito (Stäbchenzellen), demostrando que no se trataba de elementos patognomónicos sino de unas estructuras de respuesta a los procesos inflamatorios capaces de fagocitar los productos de desintegración neuronal. Estos descubrimientos y los posteriores llevaron a Achúcarro a desarrollar nuevos métodos de tinción como el del tanino y la plata amoniacal. A continuación, incorporó a su trabajo el método de Cajal del oro-sublimado para los estudios sistemáticos de la neuroglía y las investigaciones llevadas a cabo por Gayarre, bajo su dirección, referentes a la parálisis general y la demencia senil. Finalmente, dedicó sus últimos trabajos al estudio de las alteraciones del ganglio cervical simpático en algunos enfermos mentales; este tipo de degeneración vacuolar está presente sobre todo en la enfermedad de Korsakow. En plena actividad creativa la vida de Nicolás de Achúcharro concluyó por la enfermedad de Hodgkin en Neguri a finales de abril de 1918. |