José Cuatrecasas
(Camprodon, Girona, 1903 - Washington D. C., 1996)

José CuatrecasasJosé Cuatrecasas Arumí, o Josep Cuatrecasas i Arumí, es un exponente paradigmático del apogeo de la investigación científica en la España anterior a la guerra —tras la prolongada labor de varias generaciones y con el apoyo de la Junta para Ampliación de Estudios— y de su frustrada continuidad después de terminada la contienda, que envió al exilio a muchos de los mejores. Su perfil es también el del científico que, al igual que otros de su generación, como el zoólogo Cándido Bolívar o el geólogo José Royo, asumió resueltamente el compromiso en la vida pública, especialmente durante el difícil tiempo de la guerra.
Cuatrecasas estudió Farmacia en Barcelona, donde fue discípulo del gran botánico Pius Font i Quer. Desde entonces hasta su muerte, labró una de las más extensas y fructíferas trayectorias que haya desarrollado un botánico español, tal como atestiguan más de un millar de nuevas especies y no menos de doscientas cincuenta publicaciones.
Un aspecto interesante de su enfoque modernizador es la atención que prestó, junto a los más tradicionales estudios de sistemática y florística, a la ecología. Al magisterio de Font i Quer y de Carlos Pau, Cuatrecasas añadió el de Emilio Huguet del Villar, introductor en España de la ecología vegetal. Así, su tesis doctoral, defendida en 1928 con el título «Estudios sobre la flora y la vegetación del macizo de Mágina», combinó esa doble aproximación, florística y ecológica.
Otro componente que reforzó la originalidad de Cuatrecasas fue su aproximación a la flora tropical, contacto iniciado durante varias estancias en centros botánicos de Europa central, en parte con becas de la Junta.
A finales de 1931 ganó la cátedra de Botánica de la Facultad de Farmacia en Madrid. Ello significó un acercamiento entre la botánica catalana y la madrileña, distanciadas durante largo tiempo. Cuatrecasas, cuya valía había sido detectada por Ignacio Bolívar, se convirtió en un apoyo para la modernización del Jardín Botánico madrileño, centro donde el impulso renovador de la Junta no había sido tan eficaz. En 1933, la Junta le nombró jefe de una nueva Sección de Flora Tropical en el Jardín. Sin embargo, su traslado a Madrid no rompió la relación con sus mentores, como muestra el hecho de que Cuatrecasas fuera secretario de Redacción de Cavanillesia —primera revista botánica española, cuyo redactor jefe y director eran Font y Pau, respectivamente— desde 1928 hasta 1938, fechas de su publicación.
La posibilidad de introducirse de lleno en la botánica tropical se vio materializada en 1932, cuando fue incluido entre los delegados en los actos del bicentenario de Mutis en Colombia. El viaje lo aprovechó para efectuar exploraciones botánicas y ecológicas en un país al que iba a permanecer ligado el resto de su vida. Se continuaba así la empresa científica que el propio Mutis había iniciado dos siglos antes, y cuyos resultados se custodiaban en Madrid. La labor de Cuatrecasas en el Jardín fue precisamente la reactivación de la ordenación y el estudio de todo ese riquísimo material.
Después contribuyó al difícil sostenimiento de la Junta durante la guerra. En 1937 se le encomendó la dirección del Jardín Botánico. Cuatrecasas intervino para que las láminas de Mutis fueran incluidas, al igual que las pinturas del Prado, en el tesoro artístico del Madrid asediado. Próximo en lo político al presidente Azaña y a Izquierda Republicana, fue llamado a desempeñar responsabilidades, en su condición de farmacéutico, en el Ministerio de Sanidad de la anarquista Federica Montseny.
Su exilio a Colombia se inició en 1939. En Bogotá y Cali pudo desarrollar las investigaciones que había emprendido en 1932. Su definitivo destino fue, sin embargo, Estados Unidos. En 1947 se trasladó al Natural History Museum de Chicago; y en 1955, a la Smithsonian Institution en Washington D. C. Más tarde impulsó, con el respaldo de la Unesco, «Flora neotrópica», proyecto destinado a coordinar la publicación de monografías sobre las plantas de la América tropical. Las espectaculares compuestas del género Espeletia, habitantes de los altos páramos andinos, que ya en su primer viaje de 1932 le habían llamado poderosamente la atención, fueron, en particular, uno de los continuados objetos de su labor científica, prolongada prácticamente hasta su muerte, a los noventa y tres años de edad.

Santos Casado
Fuente: catálogo El laboratorio de España. La Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (1907-1939)