José Castillejo Duarte
(Ciudad Real, 1877 – Londres, 1945)

José Castillejo DuarteFue el principal artífice o ejecutor del proyecto modernizador de la Junta para Ampliación de estudios, una tarea en la que contó con la orientación de sus maestros, Francisco Giner de los Ríos y Manuel B. Cossío. Probablemente, la labor de Castillejo fue supervisada por el primer Presidente de la Junta, Santiago Ramón y Cajal quien, pese a desempeñar efectivamente su cargo, no se ocupaba de la marcha diaria de cada centro con la minuciosidad y exhaustividad con la que lo hacía Castillejo, contentándose con marcar las líneas generales (como correspondía a un científico de su solvencia, dedicado a su investigación). Aún falta por determinar con precisión el reparto efectivo de tareas entre Cajal y Castillejo, pero parece desprenderse de las diferentes fuentes publicadas y de las investigaciones realizadas en los últimos años, que el buen acuerdo entre ambos condujo a que Castillejo se encargaba del seguimiento de cada centro, de las relaciones cotidianas con los políticos y administradores (incluidos muchos de los ministros de Instrucción Pública de los que dependía la JAE), y con los investigadores y directores de los centros, quedando reservadas a Cajal las relaciones con la Corona, con el Presidente del Consejo de Ministros y los asuntos de mayor gravedad, como la amenaza que se cernió sobre la Junta al producirse el golpe de Primo de Rivera y que Cajal logró conjurar en una acción decidida y enérgica muy propia suya.
Estos ejemplos y muchos otros que pudieran citarse, revelan una bien trabada relación entre presidente y secretario que, no obstante, es preciso documentar y conocer mejor. En la correspondencia de Castillejo y en las memorias de la JAE podemos encontrar también otros rasgos del carácter del secretario de la Junta: su austeridad y su obsesión por el ahorro en el gasto público; su infatigable actividad en el seguimiento de todos y cada uno de los centros; la discreción con que solía ejercer sus funciones, rehuyendo cualquier protagonismo. Castillejo era el encargado de que las decisiones (siguiendo la norma no escrita y al parecer impuesta por Cajal) se tomaran por unanimidad en el órgano directivo de la Junta, y de procurar el necesario apoyo de los ministros. Todo ello requería mucha habilidad, mano izquierda, tacto, capacidad de persuasión, flexibilidad y también abundante energía y terquedad, pero aún más, claridad de juicio y autoridad. De este retrato, tampoco hay que omitir errores, como la tardía inclusión de la investigación aplicada entre los objetivos de la Junta, o la inusual rigidez del secretario en el conflicto con los arabistas Asín y Ribera, que les llevó a abandonar la JAE en 1916. Pese a ellos, su «incesante» actividad fue decisiva para el desarrollo del proyecto. Castillejo, según Jiménez Fraud: «mantenía contacto directo con pensionados, profesores, directores y alumnos de los centros, desenredando las infinitas dificultades que la novedad del intento, la falta de recursos y la inseguridad de la continuación de la reforma suscitaban; viajaba a costa propia y establecía contacto con centros y personas extranjeros; estudiaba, se informaba, informaba a los ministros y al personal técnico del Ministerio, convencía a políticos de distintos partidos de la bondad de la obra y de la obligación patriótica de ayudarle, y en continuo inacabable movimiento, que se desarrollaba a cualquier hora del día o de la noche, ganaba colaboraciones y voluntades —«templaba gaitas»—, como solía decir con manchega socarronería, haciendo uso del gracejo, facundia y malicia que facilitaban y daban brillantez a sus triunfos».
Al concluir sus estudios en la Universidad Central, Castillejo, nada más comenzar el siglo, visitó varios países europeos, por recomendación de Giner, entre ellos Alemania y muy especialmente Inglaterra, donde se familiarizó con sus métodos pedagógicos. El fruto de estos viajes fue su tesis doctoral, publicada mucho después (1919), con el título «La educación en Inglaterra». En 1905 ganó por oposición la cátedra de Derecho Romano de la Universidad de Sevilla, trasladándose posteriormente a Madrid. En 1922 Castillejo se casa con Irene Claremont, quien escribió una deliciosa semblanza de su marido que tituló genialmente I married a stranger. Según José Antonio Muñoz Rojas, Castillejo era capaz de «transfigurar los conceptos jurídicos (…) en criaturas tangibles, entes vivos y simpáticos». Acudía a su clase en bicicleta y, al tiempo, cuidaba el olivar donde vivía en las afueras de Madrid, en una finca que había comprado persuadiendo a otros profesores, compañeros de la Junta, a compartir el predio —Menéndez Pidal, Dámaso Alonso…— en el que sólo él ejercía de hortelano. «Más que extraño —escribe Muñoz Rojas— rarísimo tipo don José, imborrable la seca figura alta, larga cara, sin asomo nunca de pedantería (…) la mirada de sus ojos grises y penetrantes, tras las gafas, las palabras como deslizándose, bajo el bigote lacio, calva evidente, seco monje laico, (…) la bicicleta como su rocinante».
En 1906 Castillejo fue nombrado agregado al «servicio de información técnica y de relación con el extranjero» en el Ministerio de Instrucción Pública; en 1907 secretario de la Junta para Ampliación de Estudios, hasta que en 1935 fue nombrado director administrativo de la Fundación Nacional de Investigaciones Científicas y Ensayos de Reformas.
Como ha señalado acertadamente Sánchez Ron, Castillejo era ante todo un educador. Su genio directivo y su hábil conducción de la política de la Junta los puso siempre al servicio del proyecto modernizador que perseguía no instruir, sino formar hombres, ciudadanos, desde la perspectiva de una educación integral. Al final del periodo, el sentido crítico de Castillejo le llevó a distanciarse no sólo de la política republicana, sino también de algunas realizaciones de la Junta, como el Instituto Escuela, y en consecuencia crea la Escuela Plurilingüe primero, y luego la Escuela Internacional, que impartía la enseñanza primaria y secundaria en varios idiomas con el objeto de formar una nueva generación de españoles plurilingües, educados para vivir en un mundo sin fronteras.
En 1936 abandona España y colabora con el Instituto de Educación de Londres. De 1937 a 1939 es director del Student Union de Ginebra. En 1940 se incorpora al Departamento de Español de la Universidad de Liverpool, donde permanece hasta su muerte en 1945. Además de su tesis, publicó diferentes estudios de derecho romano y «Guerra de ideas en España», donde expone algunas de sus preocupaciones y su ideario pedagógico.

Tras ese amargo final del exilio, un exilio que Castillejo probablemente había iniciado ya interiormente en los años de la República, el secretario de la Junta, pese a haber mantenido siempre la consigna epicúrea del «vive oculto», («su fuerza —escribió de él su mujer— residía precisamente en su capacidad de permanecer invisible»), fue quien tuvo el honor de llevar a la práctica el proyecto más ambicioso de Giner y Cossío, y el de mayor calado para la modernización de España.

José García-Velasco
Fuente: catálogo El laboratorio de España. La Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (1907-1939)