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Cartografía de una soledad quiere ser un
recorrido por la trayectoria vital y literaria de Ramón J. Sender.
La sucesión de los diferentes lugares, momentos históricos
y ámbitos sensibles que sustentan y explican la aportación
de Sender a la literatura universal aconsejaba un planteamiento expositivo
de naturaleza referencial, alejado de la mera sucesión de datos
y acontecimientos aun cuando su presentación participe de la
ineludible secuencia cronológica. El tiempo y su memoria, la
memoria del tiempo, vertebran en último término la muestra.
Con estos propósitos,
la exposición aparece troquelada en seis grandes capítulos
que atienden al mundo personal de Ramón J. Sender tanto como
a la evolución de su pensamiento y compromiso críticos,
aspectos esenciales para iluminar ese rico imaginario íntimo
que supo reflejar en su creación literaria, periodística
y plástica. En cada uno de estos apartados acompañan a
Sender otros artistas que manifestaron un similar modo de ser y estar
en el agitado mundo del siglo XX, y cuyas obras comparecen con justa
naturalidad al lado de una selección de libros, artículos
periodísticos, documentos y pinturas de Sender.
Recorrido:
-
Atlas de las primeras inquietudes refiere los primeros años
de formación del escritor (1901-1922) e incluye un mosaico
fotográfico -a escala personal- de los lugares vividos, y de
sus primeras colaboraciones en la prensa.
-
Impresiones del carnet de un soldado se centra en la experiencia
de la guerra de Marruecos, definitoria para la maduración de
su obra. Escritos, primeras novelas, documentos, pinturas y fotografías
atrapan la memoria de un paisaje clave en la literatura de Sender.
- Trazos
desde Madrid atiende a los primeros años del escritor en
Madrid (1924-1929), tiempos de Dictadura en los que fue depurando
sagacidad crítica y destreza en la crónica.
- En
rojo y negro (1930-1935) habla de certezas sociales y de la consagración
de un joven escritor, son años de compromiso político
y social.
- La
quiebra de lo humano da cuenta de aquella guerra, cuyo escenario
trágico fue lugar de una contundente, íntima y reveladora
respuesta de Sender.
- La
soledad del exiliado. La memoria migratoria transparenta un espacio
para el desarraigo, el de ese Sender solitario y ensimismado que hubo
de hallar en la escritura el único refugio donde salvarse.
Allí convivió con su memoria, la recreó y nos
hizo partícipes de ella en inolvidables relatos.
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