Tras
abandonar la Residencia, Prados se instala en Málaga en el verano
de 1924 e inicia una etapa de incesante actividad que abarca tres facetas
complementarias: su propio trabajo como creador, la puesta en marcha de
la revista Litoral y su labor al frente de la Imprenta Sur. Los
libros iniciales de Prados (Tiempo, Canciones del farero o Vuelta)
muestran ya la originalidad de una obra empeñada en fundir elementos
que provienen de las vanguardias europeas con las poéticas puristas
y neopopularistas del momento. Los altibajos de un carácter extremadamente
sensible y la decepción que supone para el escritor las actitudes
de poder que rigen el mundo literario hacen que buena parte de su obra
de estos años —El misterio del agua, Cuerpo perseguido
y el conjunto de prosas que escribe entre 1927 y 1928— quede inédita.
En
paralelo, el diálogo entre pintura, música y poesía
que establecen las páginas de Litoral nos sitúa ante
el programa estético más renovador de la cultura española
de los años veinte. En sus páginas logra reunir bajo un
único signo creativo a figuras como Guillén, Moreno Villa,
Picasso, Diego, Aleixandre, Falla, Dalí, Lorca, Ángeles
Ortiz, Alberti, Gris, Cernuda, Palencia, Salinas, Bores o Peinado.
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Creación
de la Imprenta Sur
En
1925 Prados comienza, junto a Altolaguirre, su actividad editorial en
la Imprenta Sur, adquirida por su padre, de cuyos talleres salen muchos
de los principales títulos de poesía del 27, en volúmenes
que por su cuidada elaboración la crítica situó entre
las mejores ediciones poéticas europeas del momento. En torno a
ellas, el grupo de Litoral (sector más joven del 27) define
un estilo propio de entender la creación, caracterizado por la
importancia que otorgan al concepto de libertad. El enorme esfuerzo editor
realizado por Prados y Altolaguirre se traduce en un éxito que
traspasa las fronteras españolas. Es decisivo el apoyo económico
prestado al proyecto por José María Hinojosa, asociado a
Prados desde 1929, viajero infatigable cuyas visitas a Madrid y París
amplían y enriquecen notablemente al grupo. Se hizo célebre
el método de trabajo de la Imprenta Sur en el que Prados cuidaba
todos los aspectos materiales del libro (tipo de papel, color de los entintados,
tipografía, distribución de los espacios, etc.).
Prados
lector. Actividad pedagógica del poeta
Aparentemente
aislado en Málaga, Prados resulta ser uno de los escritores mejor
informados de la España del momento gracias a León Sánchez
Cuesta, librero con el que sostiene un contacto que llega hasta las mismas
puertas de la guerra civil y que le sirve puntualmente las novedades de
la literatura francesa de esos años, atendiendo también
a las suscripciones a múltiples revistas, que dejan ver a un Prados
más próximo a los intereses de la vanguardia europea que
a la literatura española del momento. Paralelamente, ejerce una
continuada labor de educador entre los hijos de los pescadores malagueños,
a través de una pedagogía social que divulga y hace mayoritarios
los métodos de la Institución Libre de Enseñanza.
En su intento de paliar las desigualdades del mundo que le rodea se encuentra
ya la base del compromiso que asumirá años más tarde.
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