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Diálogos sobre arquitectura

Las Nuevas «Sesiones críticas» de Arquitectura que tienen lugar en la Residencia de Estudiantes gracias a la Gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid favorecen el debate entre arquitectos en activo pertenecientes a distintas generaciones que manifiestan sus distintos intereses, y es precisamente de estas diferencias de donde se deduce que ambas tienen aún mucho que aportar a la arquitectura española contemporánea.

«El barco de la historia lo mueve el diálogo entre las distintas generaciones que conviven en un determinado momento histórico.» Esta frase pronunciada por el arquitecto Rafael Moneo (n. 1937) con motivo de su intervención, junto con Francisco Mangado (n. 1957), en la última sesión del ciclo de conferencias Diálogo entre dos generaciones enuncia el sentido que preside estos debates.

Con el epígrafe de Nuevas «Sesiones críticas» de Arquitectura se celebran en la Residencia de Estudiantes unas charlas entre arquitectos que quieren recuperar el espíritu dinamizador que para la cultura arquitectónica madrileña supusieron las auspiciadas en su día por el arquitecto Carlos de Miguel desde la revista Arquitectura del Colegio Oficial de Arquitectos.

La promotora de las sesiones ha sido la Gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid, con la coordinación académica de Carlos Sambricio y Marta Rodríguez y Ariño, que ha hecho posible que en la Residencia hayan podido oírse las voces de arquitectos no solamente ligados a la ciudad de Madrid, sino también de otras ciudades españolas, buscando siempre una pluralidad de posiciones ante el hecho arquitectónico.

En cada sesión, dos profesionales pertenecientes a distintas generaciones dialogan sobre cómo ha entendido y valorado cada uno de ellos la realidad arquitectónica, en un acto que está a caballo entre el debate y la tertulia. Se quiere así constatar la diferente actitud a la hora de abordar el proyecto arquitectónico en dos generaciones en activo, cuyos criterios y opiniones pueden diferir sustancialmente, bien por su diferente formación y actitud, bien por su incorporación a la práctica profesional en momentos y lugares distintos, etc.

La primera sesión se celebró el 27 de octubre de 1998 con la intervención de Josep Llinàs (n. 1945) en diálogo con Iñaki Ábalos (n. 1956) y Juan Herreros (n. 1958). Si el primero inició la charla con una reflexión sobre el acercamiento de la obra de arquitectura al cliente y usuario y sobre la tiranía innecesaria que provoca en la obra de arquitectura la búsqueda de un perfeccionismo exagerado en los acabados, los segundos dedicaron parte de su intervención a exponer su preocupación por la técnica como el parámetro más valioso que tiene el arquitecto en la definición del proyecto.

El murciano José María Torres Nadal (n. 1947) y los madrileños Emilio Tuñón (n. 1958) y Luis Moreno Mansilla (n. 1959) intervinieron en la segunda sesión, el día 17 de noviembre de 1998. El diálogo se desarrolló a partir de la metáfora del camino recorrido y la mochila que se va llenando de objetos; de la memoria frente a la historia o de la nostalgia de futuro. Si Tuñón y Mansilla desarrollan una obra en la que está presente un meditado equilibrio racional entre modernidad y tradición, Torres Nadal utiliza un lenguaje donde la complejidad y contradicción venturianas son unas de las múltiples referencias.

Alberto Campo Baeza (n. 1946), catedrático de Proyectos de la Escuela de Arquitectura de Madrid, es autor de una arquitectura esencial de formas geométricas muy definidas, donde la luz añade un parámetro de cualidad en sus espacios. Por otra parte, Alejandro Zaera (n. 1963), integrante junto con su esposa Farshid Moussavi del Office for Foreign Architects, es una de las jóvenes promesas españolas en el panorama internacional, sobre todo a partir de la obtención del primer premio en el concurso para la terminal de cruceros de Yokohama. Ambos intervinieron el día 15 de diciembre del año pasado.

Pedro Urzáiz y Carlos Pérez-Pla, autores de varios edificios en lo que ellos denominan la «periferia de la periferia» de Madrid, dialogaron con los arquitectos sevillanos Antonio Cruz y Antonio Ortiz el pasado 19 de enero. El primero de estos últimos señaló que en Sevilla, a diferencia de lo que pasa en Madrid, los jóvenes arquitectos encuentran en el casco histórico los primeros encargos. Así les ocurrió a ellos con las viviendas de la calle María Coronel, uno de sus primeros trabajos, con el que emergieron al ruedo nacional de la arquitectura española de los primeros ochenta. El diálogo del 16 de febrero corrió a cargo de Enric Miralles (n. 1955), uno de los arquitectos españoles que disfruta de un mayor prestigio internacional, y Blanca Lleó (n. 1959), arquitecto –ha realizado entre otros proyectos el centro penitenciario de Jaén– y profesora de Proyectos en la Escuela de Arquitectura de Madrid.

La sesión del 16 de marzo de 1999, protagonizada por la arquitecta barcelonesa Beth Galí y el madrileño Luis Rojo, fue una de las sesiones donde se le dio al concepto crítico o historiográfico de generación un mayor valor de militancia.

Tras las intervenciones de Rafel Moneo y Francisco Mangado, y cuando este número esté en manos de sus lectores, habrán intervenido Manuel de las Casas y Pura G.ª Márquez y Luis e Ignacio Rubiño, el día 18 de mayo, e Ignacio Vicens y Federico Soriano, el día 8 de junio. Ahora bien, cabe hacerse una pregunta ante este diálogo intergeneracional: ¿hay voluntad de respeto profesional a los «padres» o, por el contrario, como manda la tradición, el culto se rinde a los «abuelos», la generación que en España forman arquitectos como Francisco Javier Sáenz de Oíza, Francisco Cabrero, Alejandro de la Sota, José Antonio Coderch, Julio Cano Lasso, etc.?

Si de la definición orteguiana de generación, aquella que alude a las variaciones de sensibilidad vital que son decisivas en la historia como formalizadoras de la misma, se desprende que los cambios de rumbo implican una fractura, la arquitectura, sin embargo, entendida como oficio, es una disciplina que se transmite con una clara voluntad pedagógica de maestros a discípulos.