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La
Residencia y la Junta para Ampliación de Estudios
Santiago
Ramón y Cajal |
Se ha abierto ya en Madrid la primera Residencia de estudiantes, donde éstos hallan favorables condiciones higiénicas, morales e intelectuales, dentro de un régimen de sana libertad 1. La lealtad, la imparcialidad confesional y el sincero patriotismo con que la Junta de Pensiones y de Investigaciones científicas ha aplicado los referidos principios de elevación cultural han sido reconocidos por la mayoría de los conspicuos de la política, sin distinción de matices. Aprobaciones valiosas han merecido también de nuestros más brillantes escritores, entre los cuales fuera imperdonable olvidar al cultísimo y ecuánime crítico Gómez Baquero, cuyas elocuentes conferencias de Portugal versaron precisamente sobre las funciones de la Junta y los resultados alentadores obtenidos. Conscientes de que se deben a una obra esencialmente nacional, los miembros de la susodicha Corporación, a la hora de proponer pensiones u otorgar becas de trabajo, no disciernen otros colores que los gloriosos de la española bandera, que son también los mismos de la aurora espiritual por todos anhelada. Colaboradores humildes de dicha Institución, no debemos justipreciar su labor. Fuera, además, harto prematuro. Séanos lícito, sin embargo, olvidarnos por un momento de nuestro insignificante concurso, y apreciar objetivamente los resultados. Repetimos que es todavía temprano para hacer el arqueo de los valores logrados. La semilla dará fruto solamente dentro de algunos años. La justicia obliga, empero, a confesar que, no obstante la timidez e irresolución con que el Estado y en su nombre la citada Junta han procedido, hanse recogido cosechas estimables. Por de pronto, en la nueva generación, el tipo mental del maestro declamador y meramente comentarista disminuye visiblemente, y de día en día aumenta el número de revistas científicas nacionales, de laboratorios y seminarios de investigación y de entusiastas profesores entregados a pesquisas originales. (1) Han seguido después, con inesperado apoyo de la opinión pública, la Residencia de Estudiantas, dirigida por la incomparable educadora María de Maeztu, la Residencia de párvulos y, en fin, el Instituto-Escuela, que aspira a ser una Escuela-liceo de tipo europeo, donde se junten las excelencias de una instrucción selecta encomendada a profesores eméritos, con los beneficios de una sana y confortadora educación del cuerpo y del espíritu. El texto reproducido recoge las lineas que Santiago Ramón y Cajal dedica a la Residencia de Estudiantes y a la Junta para Ampliación de Estudios en su famoso libro Reglas y consejos sobre investigación científica (basado en su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias en 1897), tal como aparecen en su 5.ª edición (Madrid, 1920), en la que reelabora y completa las menciones que ya aparecen en la 3.ª y 4.ª (Madrid, 1913 y 1916). |