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De
Cajal a Ochoa
En un momento en el que se registra un interés creciente por la divulgación científica, las conmemoraciones de 1898 se han centrado casi exclusivamente en los aspectos literarios, sociales y políticos, olvidando que un factor clave en el proceso de modernización de la sociedad española fue precisamente el cultivo de la ciencia. Esta exposición es el testimonio de la evolución de la investigación científica y tecnológica en España durante el último siglo. A continuación se propone un recorrido por los principales contenidos y las piezas más significativas de la exposición. |
Ciencia que regenera En 1897 Joaquín Sorolla retrató a Luis Simarro y otros investigadores trabajando en su laboratorio. Éste y otros retratos al óleo de Sorolla nos sitúan en un contexto temporal: tiempos de crisis en los que las propuestas modernizadoras de grupos como la Institución Libre de Enseñanza comienzan a traducirse en mayor apoyo a la ciencia en España. Con el cambio de siglo se crearon instituciones públicas que promovieron la investigación como la Junta para Ampliación de Estudios o el Institut d’Estudis Catalans. Piezas como la maqueta del Transbordador del Niágara de Leonardo Torres Quevedo, la primera versión española de El origen de las especies de Charles Darwin o manuscritos con propuestas de reformas debidas a Francisco Giner de los Ríos son muestras de ello. Gea, flora y fauna Desde finales del siglo xix los naturalistas españoles asumen como proyecto colectivo el conocimiento básico de la gea, la flora y la fauna de la Península Ibérica. El proyecto de aquellos naturalistas sigue aún vigente, pues todavía resta mucho para conocer la riqueza de nuestro entorno natural, al tiempo que se ha comprendido la necesidad de conservarlo. El martillo de geólogo de Lucas Mallada, fósiles por él encontrados, las colecciones de insectos estudiadas por Ignacio Bolívar, director del Museo de Ciencias Naturales, documentos, moluscos, hongos, plantas y otros ejemplares de las colecciones de historia natural son testimonios, significativos y bellos, de aquellos momentos de nuestra historia. Coloreando la sustancia gris La figura de Santiago Ramón y Cajal se presenta como la del gran científico español que desbancó la teoría que reinaba a finales de siglo sobre la estructura y funcionamiento del sistema nervioso, sentando las bases de la moderna neurociencia. Esta sección cuenta con un recurso interactivo a través del que se podrán ver las preparaciones histológicas sobre las que Cajal descubrió la independencia de las neuronas. Crear escuela En las mismas salas de la Residencia de Estudiantes en las que funcionaban a principios de siglo varios laboratorios de investigación se recrean las antiguas instalaciones con el fin de trasladar al visitante al ambiente en el que se desarrollaba la actividad científica del primer tercio de siglo español. Manuales y tratados de los mejores físicos, químicos y matemáticos de preguerra son algunas de las piezas que ilustran esta sección. Guerra y exilio Una revista científica atravesada por un balazo en la Ciudad Universitaria durante la guerra civil simboliza la interrupción de la actividad científica. Algunos centros dejaron de existir y muchos investigadores tuvieron que exiliarse. Aparecen nuevas instituciones y comienza una lenta tarea de recuperación. Ilustran este período, entre otros, el primer número de la revista Ciencia, editada en el exilio, y el inventario que, junto con unas llaves, dejó Pío del Río Hortega al partir prematuramente del laboratorio de la Residencia. Las ciencias biomédicas se hacen moleculares La segunda mitad del siglo XX ha asistido a un espectacular desarrollo de la biología. El descubrimiento de la estructura del adn y la resolución del código genético, en la que interviene Severo Ochoa, son hitos fundamentales. Aunque España se incorpora a la molecularización de la biología con cierto retraso, una vez que la inicia, su actuación y desarrollo en este campo adquiere gran importancia. Junto a un microscopio electrónico de los años sesenta, la muestra presenta espectaculares imágenes obtenidas con microscopía electrónica, sofisticados programas informáticos que reconstruyen en tres dimensiones la forma de las moléculas, permitiendo así su visualización, y todo el instrumental que se utiliza hoy día en los laboratorios de biología molecular. Tejido científico En noviembre de 1958, la Junta de Energía Nuclear puso en funcionamiento el primer reactor nuclear español, cuyos elementos básicos fueron suministrados por Estados Unidos. En 1986 la Junta modificó sustancialmente sus actividades pasando entonces a llamarse Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (ciemat). El primer reactor de fusión español, el Tokamak TJ-I, que fue desarrollado en el ciemat y sustituido en 1997 por el Stellarator TJ-II, se expone por primera vez al público, junto a un equipo de protección nuclear y otras piezas igualmente significativas en la historia de la investigación nuclear española. La observación de las galaxias a través de imágenes es otra de las propuestas de esta muestra. Un prototipo del satélite Minisat 01, desarrollado y lanzado desde las Islas Canarias por el inta en abril de 1997 o el proyecto del Gran Telescopio de Canarias son algunos de los ejemplos que muestran cómo la investigación española de la segunda mitad del siglo XX se desarrolla siguiendo los rumbos que marca la ciencia internacional. |