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Jiménez-Landi
culmina su historia
de la Institución de Libre Enseñanza La presentación de la obra La Institución Libre de Enseñanza y su ambiente, de Antonio Jiménez-Landi, el 20 de enero, coincidió en el tiempo con la exposición El libro y la lectura en la Institución Libre de Enseñanza, que se celebraba en su sede. Dos hechos, uno de indudable trascendencia historiográfíca, y otro muestra de la actividad actual del primer centro modernizador de la pedagogía en España. En la presentación de la obra de Jiménez-Landi en la Residencia de Estudiantes, acto que presidió la Ministra de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre, intervinieron Vicente Cacho Viu, Juan Marichal y Santos Juliá. Jiménez-Landi, presente en el acto, vio de esta manera culminada, pocos días antes de fallecer, la obra de su vida. |
El recuerdo, que es a la vez reivindicación, y el acercamiento del significado histórico de la Institución a la sociedad de hoy estuvieron de nuevo patentes en la presentación de la edición completa de la obra de Antonio Jiménez-Landi La Institución Libre de Enseñanza y su ambiente, celebrada el 20 de enero. El acto, presidido por la Ministra de Educación y Cultura, contó con la asistencia de numeroso público y se convirtió en un homenaje al autor, en el que estuvieron presentes el Secretario de Estado de Universidades, Pascual Tejerina; el presidente del CSIC, César Nombela, y los rectores de la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Castilla-La Mancha. Vicente Cacho Viu realizó en su intervención una valoración del papel histórico de la ILE, destacando su proyección sobre el pasado reciente de la vida española: «Bastantes de los que nos educamos en la posguerra de Madrid, o en Barcelona, o en unas pocas ciudades más abiertas, podemos dar testimonio de que los fragmentos de aquel fino barniz liberal, que en 1936 había saltado por los aires, fueron depositándose en los adolescentes de nuestra época, por las vías dispares de ciertos profesores en colegios y en la universidad, de sociedades deportivas –por ejemplo las de montaña–, o la de las lecturas en grandes bibliotecas públicas, donde los fondos liberales seguían estando accesibles. Como el personaje de Molière, que hablaba en prosa sin saberlo, íbamos siendo ganados, sin tener clara conciencia de ello, por un ambiente liberal, soterrado pero robusto, seguro de sí mismo, frente a la inanidad mental del régimen». Aludió, así mismo, a la importancia que la obra de Jiménez-Landi tiene, en sí misma, y para futuras investigaciones .Juan Marichal –actual director del Boletín de la Institución–, resaltó, de la labor de Jiménez-Landi, el mérito de haber sido emprendida «en tiempos conocidamente adversos a todo lo que la Institución Libre de Enseñanza representaba en la historia intelectual de la Europa de este siglo, el más cruel sin duda de toda la historia de los últimos mil años. En aquel tenebroso nocturno europeo –como lo llamaba Mallea– del lustro 1940-1945, algún historiador alemán escribió un libro cuyo título era una desesperada contradicción: Adiós a la historia. Porque el historiador no puede escribir para despedirse, sino para afirmar la continuidad de la existencia humana, para recoger todo lo que en ella la humaniza más y más. Jiménez-Landi es, así, un ejemplo de historiador humanizador, pues aprendemos en sus libros que la ILE contribuyó notablemente a adelantar la civilización en España». Las palabras del profesor Santos Juliá valoraron la labor de la Institución Libre de Enseñanza como generadora de espacios de libertad, entre los que destacó la Residencia de Estudiantes. Espacios que, afirmó, «nos permiten ver de dónde venimos con otros ojos». Para fijar esa visión, «la obra de don Antonio Jiménez-Landi va a ser de una importancia fundamental como fuente inagotable de datos, como retrato de personas, como captación de momentos, de detalles de la vida diaria de todos los que estuvieron relacionados con la Institución Libre de Enseñanza, por la recopilación documental, por los discursos, por todo ese enorme bagaje de fuentes que constituyen el fondo de estos cuatro volúmenes. Creo que ese recuerdo nos enseña a mirar el pasado con ojos diferentes porque lo que aquí se retrata, toda esa nómina de nombres que aparecen en los índices de los libros de don Antonio Jiménez-Landi, le hacen a uno pensar que indudablemente este país no mereció el destino trágico que tuvo. Que verdaderamente ahí estaba la base de la renovación científica, de la renovación cultural, técnica. Hay ahí gente tan europea, tan austera, tan ética y tan dedicada a la labor callada, larga del trabajo intelectual, que sobre eso se pudo haber construido otro sistema político, otro país, sin necesidad de haber pasado por esa enorme desgracia que fue la Guerra Civil». El libro y la lectura en la ILE Entre el 19 de diciembre y el 28 de febrero de 1997 ha podido verse en los locales de Martínez Campos, sede de la ILE, una exposición sobre El libro y la lectura en la Institución Libre de Enseñanza que suscitó un considerable interés público, reflejado en varios medios de comunicación y en los numerosos visitantes que con este motivo se han acercado a la histórica sede institucionista. La muestra proponía un repaso al ideario de la Institución, su desarrollo y su proyección en diversos centros y proyectos de la España contemporánea, a través de un elemento tan significativo de la conjunción institucionista de educación y cultura como el libro, y junto a él la promoción de la lectura y las bibliotecas. El sencillo montaje dejaba el protagonismo a los propios volúmenes de las ediciones originales de las obras de Giner o Cossío, ejemplares del boletín de la Institución y publicaciones de organismos como la Junta para Ampliación de Estudios, la Residencia o las Misiones Pedagógicas.
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