Alma y tierra
 

¡Oh, pobre tierra de mi ser alzada
contra goces y penas de la vida!
Si abro los ojos, por la doble herida
la luz me adentra carga muy pesada;

que vivir es guardar con la mirada
en breve espacio magnitud crecida
y un alma tengo para dar cabida
a la extensión del mundo dilatada.

Derriba, tierra, pronto mis prisiones,
que mi espíritu quiere ser llanura,
y vuelve al surco desde el cual te alzaron.

Ya el alma no precisa sepultura
ni el tiempo quiere ya limitaciones,
horas y muros para mí acabaron.



(1955)
 

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