En
La Habana, los Altolaguirre fundaron otra imprenta, La Verónica.
Junto a obras de escritores cubanos como José Martí,
Emilio Ballagas, Juan Marinello, Regino Pedroso y Manuel Navarro
Luna, editaron selecciones de poetas españoles, clásicos
y modernos (Garcilaso, Antonio Machado, García Lorca, Miguel
Hernández). Nube temporal (1939) recogió
poemas de Altolaguirre escritos antes y durante la guerra. Su círculo
de amigos cubanos estaba formado, sobre todo, por los pintores Carlos
Enríquez y Mario Carreño y por la directora de la
Galería del Prado, María Luisa Gómez Mena.
También de la imprenta La Verónica salió la
revista oficial del exilio español en Cuba, Nuestra España
(1939-1941). Dirigida por Álvaro de Albornoz, recogió
trabajos de María Zambrano, Alfonso Rodríguez Aldave,
Bernardo Clariana, José Rubia Barcia y Ángel Lázaro,
así como de los Altolaguirre, quienes, además, colaboraban
en las revistas cubanas Espuela de Plata, Lyceum,
Ultra y Universidad de La Habana. En el verano
de 1940, el malagueño editó su propia revista, Atentamente,
en cuyos dos números dio a conocer sus recuerdos de los días
traumáticos que había vivido, al final de la guerra,
recluido en un manicomio francés
.Pese a las constantes crisis por las que pasó, La Verónica
siguió imprimiendo libros a lo largo de 1941 y 1942. Cabe
destacar el catálogo de una exposición de Mario Carreño;
una segunda edición de Sóngoro cosongo, de
Nicolás Guillén; El solitario. Misterio en un
acto, de Concha Méndez, y una nueva versión de
La lenta libertad del propio Altolaguirre. En octubre y
noviembre de 1942 salieron de la imprenta los seis números
de La Verónica, una diminuta revista literaria en
la que los nombres de escritores cubanos como Lydia Cabrera, Mariano
Brull, Agustín Acosta y Cintio Vitier figuraron al lado de
los de españoles como Pedro Salinas, Jorge Guillén,
Rafael Alberti y Emilio Prados. Incapaces de sostenerse económicamente
por más tiempo, los Altolaguirre finalmente decidieron abandonar
la isla en marzo de 1943, dejando tras de sí una labor de
impresión y de edición que superaba los doscientos
títulos. |